¿Qué pasa con los hipopresivos? ¿Se deben practicar siempre? ¿Cuándo puedo empezar? Cuántas dudas nos generan siempre.

¿Para qué sirven los hipopresivos y cómo funcionan?

Los hipopresivos son un entrenamiento postural y respiratorio. Se trabaja la postura y se trabaja la faja abdominal sin ejercer presiones abdominales, disminuyendo la presión abdominal. Consiguen que se activen fibras tónicas de suelo pélvico y faja abdominal de manera refleja, sin tener que realizar una activación voluntaria de los mismos. Los hipopresivos consiguen tonificar el suelo pélvico, mejorar la sinergia entre transverso abdominal y suelo pélvico y mejorar la postura así como las presiones abdominales.

Cuando hacemos hipopresivos, hacemos una apnea espiratoria y activamos la musculatura profunda del abdomen, se produce una contracción refleja (involuntaria) del suelo pélvico. Esto tonifica la musculatura perineal, aumentando su funcionalidad, le devolvemos la normalidad a la estática pélvica y generamos una integración de ese reflejo de contracción del suelo pélvico en nuestras actividades de la vida diaria.

Pero… ¿sirven para todas las etapas del parto? ¿Todas deben hacer hipopresivos?

Cada mujer, cada proceso de parto y cada entorno familiar son un mundo, por lo que el entrenamiento y la reeducación en el postparto debe ser totalmente personalizada para cada una.

Los hipopresivos son útiles cuando estamos en plena recuperación de los siguientes objetivos en el posparto:

– Recuperar la competencia abdominal. Es importante reeducar en el postparto a la musculatura abdominal, devolverle su función y que pueda funcionar bien ante aumentos de presión abdominal.

– Activar a la musculatura antigravitatoria. Cuando la tripa aumenta en el embarazo, el cuerpo cambia su centro de gravedad y las futuras mamis tienden a inclinarse hacia delante, debilitando e inhibiendo a la musculatura posterior del cuerpo, que es la que se encarga de mantenernos en una postura erguida cuando estamos de pie. Es necesario activar a estos músculos como son los erectores espinales y los glúteos.

– Recuperar la función y el tono del suelo pélvico. El suelo pélvico sufre durante el embarazo por la presión que ejerce el útero sobre él durante 9 meses y por todos los cambios de la postura. Además, si el parto es vaginal, el proceso del expulsivo es un trauma fuerte para toda la musculatura perineal. Es importantísimo recuperar la función del suelo pélvico incluso aunque no tengas pérdidas de orina ni síntomas. No tener síntomas de debilidad del suelo pélvico no significa que todo este bien y que no vayan a aparecer unos meses después.

Pero los hipopresivos, no son la única manera ni técnica para conseguir cada uno de estos objetivos. De hecho, no van a ser eficientes si no se complementan con un trabajo global y completo.

Los hipopresivos tienen contraindicaciones: No podrán realizar estos ejercicios todas aquellas personas que su médico se lo indique como una contraindicación, no obstante, la parte postual y respiratoria sin apneas es apta para la gran parte de la población. Evitaremos trabajar apneas con personas hipertensas, embarazadas, enfermos de crohn  o personas que recientemente han sufrido una operación y no están dado de alta médica para realizar la actividad.

Por lo tanto, el ejercicio adaptado para cada etapa de nuestro post parto, una dieta sana y equilibrada sumado al descanso (todo lo que nuestro bebe nos permita) serán las pautas perfectas para una correcta recuperación.

Es importante saber que no todas las mujeres se recuperan de la misma manera, ni todos lo parto son iguales, deberemos ir siempre pautando nuestro ejercicios y objetivos acordes a nuestra propia realidad, no por más correr llegaremos en mejor estado a la meta .

Por ello, en todo posparto, no te dejes llevar por técnicas ni entrenamientos mágicos que sirvan para todo.

Considera los 5 puntos que consideramos esenciales para poder conseguir una recuperación plena y poner tu cuerpo a funcionar de nuevo para afrontar con alegría y fuerza esta nueva etapa.

  1. Respeta la cuarentena.
  2. Valórate por un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.
  3. Entrena.
  4. Reeduca tu alimentación.
  5. Comunícate.

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