Tras un verano en el que probablemente muchas familias han disfrutado un descanso de  infecciones en sus hijos, sobre todo de aquellos en la primera infancia, lo más frecuente  es que con la vuelta al cole vuelvan las temidas “-itis” (faringitis, amigdalitis, otitis,  conjuntivitis….). Desde la primera semana de escuela infantil ya notamos como a  nuestros hijos les invaden los mocos, se pasan algunas noches tosiendo, vuelven a tener  episodios de fiebre….

La buena noticia es que la mayor parte de las veces son procesos banales, que se  superan solos sin necesidad de tomar ningún medicamento, y los niños los pasan sin  mayor problema.  

Vamos a hacer un repaso de las infecciones escolares más frecuentes para así saber  cómo identificarlas rápido, y sobre todo saber qué debemos hacer en cada caso.  

1. CATARRO DE VÍAS ALTAS – RESFRIADO COMÚN  

Aunque en su nombre no lleva el sufijo, ésta es la madre de todas las “-itis”. De causa  vírica, los síntomas más frecuentes son la congestión nasal, los mocos, y la tos. En  ocasiones se acompaña de fiebre intermitente durante 2-3 días. Debemos saber que la  tos puede durar hasta 2-3 semanas, así que mucha paciencia. Se calcula que la primera  infancia cada niño puede pasar por 11-12 resfriados al año, concentrados la mayor parte  del tiempo entre los meses de septiembre y junio. Si la tos en cada proceso puede durar  entre 2-3 semanas, hagan sus cálculos a ver cuántos días al año están sin síntomas… Es  decir, van enganchando un resfriado con otro, y eso es NORMAL, se están inmunizando. ¿Cómo lo tratamos en casa? Con lavados nasales si hay mucha congestión, ofreciendo  líquidos de manera más frecuente, no forzando a comer y administrando analgésicos o  antitérmicos de manera muy puntual sólo si aparece fiebre o malestar.  Deberíamos consultar si la fiebre dura más de 48-72 horas, hay dolor de oídos, aparece  dificultad respiratoria, o el malestar es muy intenso. 

2. FARINGOAMIGDALITIS:  

Las “anginas” de toda la vida. Dependiendo de la edad del “pacientito” lo más seguro es  que sean de causa vírica, y podrán asociar otros síntomas catarrales como rinitis, tos o  conjuntivitis. En niños mayores de 3 años en algunas ocasiones (las menos) la causa  puede ser bacteriana, y en estos casos sobre todo lo que aparece es dolor al tragar sin  otros síntomas respiratorios. Podremos ver a veces las temidas “placas” asentadas en  las amígdalas, grandes y malolientes y en este caso necesitarán antibiótico, así que lo  más seguro es que en este caso sí que haya que hacer una visita al pediatra. 

¿Cómo lo tratamos en casa?. Al igual que con el catarro o resfriado común, procuramos  ofrecer líquidos de manera frecuente, no forzamos la alimentación, y puntualmente 

podremos administrar un analgésico o antiinflamatorio para el dolor, malestar o la fiebre.  Y tal y como he comentado antes, si finalmente es bacteriano habrá que dar un ciclo de  antibiótico.  

Tendremos que consultar: si el malestar general es muy intenso, la fiebre es rebelde y  supera los 39ºC, o si aparece algún exantema en la piel. 

3. OTITIS MEDIA AGUDA  

De las “-itis” más temidas, por su intenso dolor. Es la infección aguda del oído medio,  que se encuentra justo detrás del tímpano. El dolor intenso de oído puede ir acompañado  o no de fiebre, y suele asociarse a síntomas catarrales. En ocasiones puede llegar a  supurar. 

Dependiendo de la edad del niño y de su situación clínica, lo trataremos con  antiinflamatorios solamente o con estos asociados a antibiótico (generalmente los  menores de 2 años suelen necesitar esto último).  

¿Cómo lo tratamos en casa?. Pues trataremos el dolor y la inflamación con  antiinflamatorios principalmente. Si a pesar de los antiinflamatioros el dolor es muy  intenso, la fiebre es alta y no cede bien, asocian muy mal estado general, duelen los dos  oídos, o supura alguno de ellos, habrá que consultar. En niños menores de 2 años con  síntomas claros, es mejor consultar desde el principio.  

4. CONJUNTIVITIS:  

Es el enrojecimiento de la conjuntiva, la parte blanca del ojo. Se acompaña de lagrimeo  aumentado o secreción que incluso hace que a veces se despierten con los ojos  pegados llenos de legañas. Puede haber también picor de ojos. La causa puede ser vírica  o bacteriana, por lo que a veces precisarán colirio antibiótico. 

Cuando afecta a los dos ojos, la secreción es transparente y poco abundante y van  acompañados de otros síntomas generales (fiebre, malestar general, etc) la causa suele  ser vírica. En cambio cuando afecta sólo a un ojo, la secreción es más “fea” (purulenta),  y no hay otros síntomas asociados, la causa será bacteriana, y con el colirio  desaparecerán en 3-5 días.  

¿Qué hacemos en casa? Lavar y lavar con suero salino fisiológico a chorro y con una  gasa estéril. Los lavados tienen que ser frecuentes. Si a a pesar de lavar insistentemente  no mejoran puede que necesiten colirio. De hecho muchas conjuntivitis víricas acaban  siendo tratadas así para evitar que se acaben sobreinfectando. 

5. GASTROENTERITIS:  

De causa generalmente vírica, en este cuadro aparece diarrea asociada o no a vómitos,  fiebre, o dolor abdominal tipo retortijones.  

¿Qué podemos hacer? 

Sobre todo ofrecer líquidos frecuentemente y en pequeñas cantidades, para asegurar  tolerancia. No valen bebidas isotónicas, tendremos que ofrecer agua, o mejor suero de 

rehidratación oral. Si es un bebé que está con lactancia, tendremos que mantenerla a  demanda y ofrecer con frecuencia. Es importante saber que no hace falta hacer dieta  astringente, ni retirar la lactosa de la dieta ni ningún alimento en concreto. Sólo  asegurarnos que la dieta es saludable, evitando alimentos grasos y alimentos  azucarados. Y por supuesto no forzar. Los medicamentos para cortar la diarrea que se  han usado toda la vida en la actualidad están desaconsejados.  

¿Cuándo debemos consultar? Si aparecen signos de deshidratación, vómitos que no  cesan, sangre en las deposiciones o están excesivamente decaídos.

Pues eso es todo, estas son las infecciones más típicas a las que nos vamos a enfrentar  a la vuelta del cole. Sólo un último apunte… Como veis, todos estos procesos puede que  vengan acompañados de fiebre. Recordad que la fiebre sólo es un síntoma, no es una  enfermedad, y que es nuestro mecanismo de defensa para evitar la replicación de los  gérmenes en nuestro cuerpo cuando hay infección. La fiebre en sí no se trata; sólo  tratamos el malestar asociado.  

Os deseo una muy feliz vuelta al cole acompañados lo menos posible de todas estas “- itis” incómodas que no son bienvenidas… Y si aparecen, tranquilidad, muchos mimos, y  mucha paciencia, que todo pasa.



 

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