Querida mamá, si estás leyendo este artículo es porque tienes un bebé en casa que acaba de nacer y quieres conocer más sobre sus movimientos o quizá tengas ya un bebé que empieza a desplazarse, sea la razón que sea, estás en el lugar y en el momento adecuado. Hoy descubrirás secretos sobre el movimiento libre de tu bebé, qué significa dejarlo experimentar su evolución natural y sobre todo cómo acompañarlo desde nuestro lugar adulto. Muchas de nosotras crecimos en hamacas, en cunas, en taca-tacas y en parques, aquella especie de zona cerrada, dónde podías quedarte mientras mamá cocinaba, limpiaba o tú decidías jugar. Estoy aquí para contarte sobre otra mirada, sobre otra percepción del movimiento, aquí la clave es respetar y dar lugar a la evolución más natural y pura del ser. Para mí, está en la belleza del dejar ser sin limitaciones de espacio ni tiempo.

El movimiento libre se conoce como confiar al bebé para que se mueva de forma libre y sin intervención del adulto. Este movimiento se da de forma espontánea, natural y autónoma, con la propia evolución del bebé, a su ritmo y su tiempo, siempre pasa por las distintas etapas. Así como dice Raquel Bermejo en su libro Conecta con tu bebé (2020): “un bebé que nace sano no hace falta enseñarle a caminar porque todos sus sistemas están preparados para legar a alcanzarlos por sí mismo”. El movimiento libre favorece que cada bebé se ubique en el espacio como lo sienta, sin forzar posturas a las que no haya llegado por si solo. Al igual que no se le exige, anima o motiva a anticipar procesos que no hayan sido propios e manifestados por el bebé. Solo así, el movimiento que desarrollara, las posturas, apoyos y desplazamientos serán escuchados, respetados y conscientes.

Si te interesa el movimiento natural de tu bebé deberás conocer que su desarrollo motriz se dará en base a dos leyes: la ley céfalo – caudal, en la que las respuestas motrices se efectúan en orden descendente, desde la cabeza hasta los pies. Por esta razón, el motivo de que su primer movimiento natural sea mantener la cabeza. Y en segundo lugar, la ley próximo – distal, en la que las respuestas motrices se efectúan desde la parte más próxima al eje del cuerpo, a la parte más alejada. Por eso te invito a que permites la evolución de sus movimientos sin rigidez y con la máxima flexibilidad posible.

A partir de aquí te podré guiar con algunas orientaciones fundamentales que necesitarás en tu día a día:

  • Prepara en el suelo una tela, alfombra o manta, dónde poder ubicarlo. Es importante que sea amplia y le permita deslizarse, moverse, darse la vuelta, etc.
  • Respeta las posturas que vaya realizando, puedes ponerlo boca arriba y a partir de aquí, el bebé irá encontrando su postura natural y sus apoyos. Recuerda que el bebé solo podrá mantener una postura si ha conseguido llegar a ella de forma propia y sin ayuda.
  • El desarrollo emocional juega un papel muy importante, si está vinculado de forma segura con un apego sano, tendrá un mayor autoconcepto, autoconfianza y autoestima que le permitirá experimentar de forma más relajada.
  • Evita los materiales lumínicos y sobre estimulantes, opta mejor por aquellos de madera, de tela y de diferentes texturas naturales. El interés por coger estos materiales hará que se desplace en el espacio sin necesidad de tu intervención.
  • Confía en él cuando vaya a por sus objetos, no es necesario que se los acerques, este acompañamiento solo puede dificultar su evolución natural. Permítele que sea el mismo el que vaya a por ellos.

Mis palabras para ti son que disfrutes del proceso, de todas y cada una de las posturas del bebé, de sus puntos de apoyo, de cómo coloca su costado, sus brazos, cómo agarra sus dedos del pie, cómo apoya el dedo pulgar y cómo lo sostiene. Observa como se da la vuelta, cómo hace el volteo, la lentitud de sus movimientos y cómo va modificando sus posturas. Te encantará ver como finalmente agarra los objetos, se desliza por la alfombra y algún día empiece a gatear, a su ritmo, en confianza y en tranquilidad.

 

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