Yo siempre dije que nunca correría una maratón, que eso era llevar el cuerpo al límite y hacerle daño. Pero, al mismo tiempo, sentía mucha curiosidad al ver esas caras de orgullo máximo al atravesar la meta, ojos que te dicen, ‘lo he hecho, LO HE HECHO’.

En 2019, hablando con mi equipo de proyectos, de retiros, entrenamientos y una intensa lluvia de ideas, me vine arriba y le dije: “por qué no corremos la maratón de Valencia”. Hubo un breve momento de silencio y sonrisas nerviosas; y cuando lo compartí con mis amigos y muchos buenos padres nos dijeron que también se apuntaban, acabé por animarme.

Dicho y hecho, nos sacamos los dorsales para 2020, sin pensar realmente lo que significaba y la dedicación que implicaba, pero con el firme propósito de saber qué se sentía, y si podía lograrlo.

Todos sabemos lo que sucedió en 2020, detalle que yo me lo tomé como una señal: “esto es que no tienes que hacerlo, Raquel”. Pero cuando recibí el correo de la organización para preguntarme si quería que me devolvieran el dinero, o aplazar el dorsal al 2021, mi alma luchadora y mi “si no lo intentas nunca lo sabrás” me impidieron solicitar la devolución; así que seguí adelante. Lo de rendirse nunca ha sido un compañero de viaje en mi de vida.

Embarqué a MAMIfit y a un gran número de amigos profesionales y marcas para hacer realidad mi propósito porque, además, vi claro que tenía la oportunidad de darle a la mujer lo que tanto tiempo llevaba demandando, realizar estudios específicos en su cuidado y salud. Así que decidí que era también el momento perfecto para realizar lo que tanto tiempo llevaba soñando: un ensayo/estudio clínico para saber el impacto que correr tiene en el suelo pélvico, con 36 mujeres que no dudaron, no dudasteis, en sumaros a este precioso reto, acompañadas de más de 15 profesionales que nos asesoran, anima y cuidan, marcas bonitas que hacen posible que todo esto sea una realidad y mucha, mucha ilusión.

Tengo que confesar que pocas personas confiaron en que yo podría hace ese maratón, empezando por mi (correr 5 km era para mí un infierno, y eso que llevo el deporte en las venas). Pero mi reto no es correr y terminar la maratón, mi reto es intentarlo. Y eso, MAMIfitters, el superarme día a día, el ver que lo estoy dando todo me da fuerza, mucha, y me hace tremendamente feliz.

De las 36 mujeres que formamos parte de este estudio clínico, todas tenemos una historia y un porqué para estar aquí sumando kilómetros, luchando con nuestros miedos, sintiendo el apoyo de nuestras parejas e hijos (liitle N siempre me pregunta, ¿cuántos has corrido hoy, mami? Y cuando le digo el número, tras un ‘alaaa’ se va corriendo a contárselo a los demás), que hablan con orgullo de lo que estamos haciendo, superando barreras que jamás creímos ser capaces, hablando de alimentación, descanso, ampollas, rozaduras, tipos de zapatillas…

Poco os digo cuánto me emociona escuchar vuestros audios los domingos contando que habéis completado la semana o que lo habéis intentado, que estáis superando una lesión, un miedo, un ejercicio, un kilómetro más. Me hacéis sonreír con vuestros vídeos, vuestras fotos, vuestros días malos, vuestros subidones al ser conscientes que hace un año no erais capaces de correr ni un solo km y ahora hacer menos de 10k es decir: “fácil”, o como dice nuestro entrenador Alex: “yo para correr menos de 12k no me pongo las zapatillas”.

“Rendirse no es una opción”, esa frase de Jorge que se nos ha metido muy dentro a todas, y soy consciente de que cada una de nosotras luchamos en cada entreno que finalizamos, en cada paso que damos, en cada lesión que superamos y en cada aliento de ánimo que nos damos.

Dicen que correr una maratón es una lección de vida, yo creo que más bien la maratón es como la vida. Además, tantos años diciendo que dar a luz es como correr una maratón…tenía que hacer la comparación real.

De eso se trata la vida, de entregarlo todo, de dar lo mejor de ti siempre, cada una las personas con las que comparto el camino me dejan algo.

No solo yo estoy marcando vuestro camino, vosotras estáis marcando el mío.

Mi mayor deseo es llegar a esa recta final acompañada de mi familia, de mi gente y de todas vosotras, con una sonrisa, sabiendo que no me guardé nada y que lo hice lo mejor que pude, soltando todas las mochilas que siempre llevo en la espalda.

Gracias, chicas, porque sentirme libre y soñar juntas es emocionante.

¿Te lo imaginas?

Intentarlo ya es un éxito.

No te pierdas este vídeo, en el que podrás ver, todas las emociones relatadas en este artículo “RENDIRSE NO ES UNA OPCIÓN”

Deja una respuesta