¿Debo utilizar faja abdominal en el postparto? ¿Acelerará mi recuperación? ¿Perderé mi barriga de “embarazada”? ¿Será beneficioso para mi diástasis? Estas y muchas preguntas más son las que nos  hacen nuestras clientas y pacientes a diario. Si te interesa el tema, no dejes de leer y resolveremos todas tus dudas basando nuestra opinión en años de experiencia, vivencias reales y la poquísima evidencia científica que existe al respecto.

Antes de empezar, entendamos cómo funciona la faja abdominal.

La pared abdominal es el núcleo central de todo nuestro movimiento. Para que ello ocurra,  todos los componentes de ella deben funcionar de manera óptima (músculos, tendones, fascia, huesos, nervios, suministro de sangre, piel …) para el abdomen pueda realizar sus funciones principales:

  • Gestionar la presión intraabdominal.
  • Estabilizar el cuerpo de manera que los brazos y piernas puedan realizar 
cualquier movimiento teniendo como soporte a esta musculatura.
  • Forma una cadena muscular transmisora fuerzas entre piernas y brazos.
  • Conservar la postura neutra, mantiene al cuerpo en la vertical para que podamos andar sobre dos apoyos.

Los músculos de la  faja abdominal funcionan todos en sinergia y a la vez para que sus funciones sobre el organismo se puedan mantener.

¿Qué ocurre en el postparto?

Debido al aumento del volumen abdominal durante los 9 meses de gestación, los músculos abdominales más profundos (transverso del abdomen, erectores vertebrales, diafragma y suelo pélvico) dejan de funcionar en sincronía y de realizar sus funciones de manera óptima. Ocurre lo que solemos llamar: desprogramación de la faja abdominal. En el puerperio, el diafragma aumenta su tono generando un incremento de la presión abdominal; el transverso abdominal deja de funcionar y no gestiona bien las presiones abdominales ni nos estabiliza; el suelo pélvico se debilita ocasionando problemas de continencia y estabilidad; los glúteos se inhiben y en general; se produce el “Síndrome cruzado inferior”….

 

A todos estos cambios en el posparto, hay que añadirle la posibilidad de sufrir una diástasis abdominal. La diástasis abdominal ocurre cuando el tejido conectivo que envuelve a los músculos rectos del abdomen (la tableta de chocolate) pierde su rigidez. Por lo tanto, nuestro abdomen no tiene sujeción ni estabilidad por su parte anterior, llegando incluso a detectarse el volumen y movimiento de las vísceras abdominales.

Así que, teniendo  en cuenta estas alteraciones, el entrenamiento para la recuperación posparto es una necesidad y no se debe retomar el ejercicio físico sin haber pasado por una readaptación al movimiento de la función corporal

El uso de faja abdominales no debe estar indicado en una mujer puérpera por protocolo, sino siempre y cuando cumpla unas condiciones especiales que así lo requieran. El uso durante un tiempo prolongado de corsés o fajas conlleva:

  • Lesiones cutáneas, alterando la circulación y el drenaje linfático de la piel y los tejidos más superficiales. Con el calor y/o la humedad, la faja genera picazón, hinchazón y si no es aflojada termina presionando y generando mayores molestias.
  • Alteraciones digestivas, por aumentar la presión en el abdomen y bloquear el movimiento intestinal normal.
  • Hipertensión arterial y aumento de la incidencia de crisis cardíacas en personas con cardiopatías.
  • Atrofia de la musculatura. Cuando nos ponemos una faja, nuestro cuerpo se acostumbra a tener un factor externo que realice la función que debería estar realizando la musculatura, por ello, se inhibe más todavía la función normal de la musculatura, creando una dependencia a las personas que se acostumbran a su uso, las cuales normalmente suelen desarrollar también miedo al movimiento cuando no la llevan puesta.
  • A nivel del suelo pélvico, por culpa del aumento de la presión abdominal, se pueden agravar la sintomatología de pérdidas de orina y se pueden empeorar los prolapsos vía vaginales, hecho que ya nos hemos encontrado, por desgracia, muchas veces.
  • Acostumbrarse a tener siempre una faja en jornada laboral o durante el entrenamiento, aumenta el ritmo de trabajo, lo que genera en la persona que la lleva una despreocupación por el control y la técnica de sus movimientos. Esto provoca que el entrenamiento que se realice nunca llegue a ser transferible a las actividades diarias porque durante estas, al llevar el complemento, lo aprendido durante el entrenamiento no se aplicará.

Sin embargo y teniendo en cuenta todo esto, hay casos en los que la faja si estaría indicada:

  • Si el tejido fascial que está generando la diástasis abdominal está seriamente lesionado, haciendo la diástasis dolorosa, molesta, incontenible y candidata a cirugía.

Existen fajas diseñadas para el tratamiento de la diástasis, pero nunca se deben llevar si previamente no se ha valorado el periné de manera interna para saber qué consecuencias pueden tener estas sobre el suelo pélvico. El uso de estas fajas debe ser siempre en las fases iniciales de la recuperación, hasta que se consigue disminuir la distancia entre rectos. Una vez alcanzado este punto, es importante continuar con el entrenamiento diario y los cuidados alimenticias correspondientes para que ese tejido este bien nutrido y el entrenamiento sea funciona.

  • Siempre que haya lesiones osteo-articulares en la pelvis derivadas del embarazo o del parto, por ejemplo, diástasis de la sínfisis del pubis, alteraciones de las sacroiliacas etc. Eso sí, su uso debe ir acompañado de un programa de entrenamiento de la musculatura profunda del abdomen, sin olvidar el resto de consejos para la vida diaria que protegen tu abdomen.

Por ello, antes de tomar medidas como el uso de fajas, ponte en manos de profesionales y recuerda, siempre debe utilizarse cuando se realice el ejercicio físico y dentro de un gran trabajo complementario de entrenamiento, fisioterapia y nutricionista. Sin este combo, la diástasis abdominal y los tejidos no podrán volver por si solos a su estado óptimo funcional.

Ponte en manos de profesionales y equipos multidisciplinarios.

 

Unirse a la discusión 2 Comentarios

  • Irene dice:

    El cinturón pelvico lo consideráis que tiene las mismas contraindicaciones o por el contrario sí es recomendable?

  • Maria dice:

    Hola! Y qué opináis sobre el método de recuperación de diastasis de Julie Tupler? Yo estuve mucho tiempo haciendo hipopresivos de forma regular y tratando de llevar siempre la barriguita bien hacia adentro para activar el “core”, pero mi diastasis de dedo y medio no ha cerrado del todo y aún tengo un poco de barriga de embarazada. Me estaba planteando probar este método. Ella dice que el tejido que une los rectos abdominales está distendido y se debe llevar una faja postural 24 horas para acercar los rectos y que el tejido cicatrice y se acorte de nuevo. A esto le suma un entrenamiento diario de abdominales depresivos para fortalecer transverso y músculos abdominales internos. Que opináis? Conocéis este método? Puede merecer la pena?
    Gracias

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