La oxitocina, también conocida como “hormona del amor”, es secretada por una pequeña e importantísima glándula de nuestro sistema neuroendocrino, la hipófisis. Situada justo en el punto central del cráneo, podríamos decir que esta glándula es la directora de orquesta de todos nuestros procesos hormonales junto con el hipotálamo.

La secreción de oxitocina  por parte de la hipófisis, tiene efectos muy positivos sobre nuestro sistema inmune. ¿Por qué? Para entenderlo, necesitamos conocer un poquito más sobre cómo funciona nuestro organismo.

Cuando el cuerpo percibe una amenaza, ya sea real o ficticia, se ponen en marcha una serie de mecanismos para contrarrestar al agresor: la conocida respuesta de estrés. Esta respuesta pone “a trabajar” los sistemas nervioso, neuroendocrino e inmune conjuntamente.

La inmunidad por tanto, está mediada no sólo por el sistema inmune, sino también por los otros dos sistemas, nervioso y neuroendocrino. Es importante saber que la activación de uno repercute de forma directa en los otros y también que dicha activación ocurre tanto ante un estresor físico (hacerse una herida), como químico (una infección) y/o emocional (una discusión).

Cuando percibimos un estresor, sea un virus, un ladrón o el miedo a que nos roben o ser infectados (estresores ficticios), lo primero que sucede es que nuestro sistema nervioso, y en concreto una parte de nuestro sistema nervioso autónomo llamado sistema simpático, envía ordenes a la médula de las glándulas suprarrenales para secretar adrenalina.

Lo siguiente que sucede es la activación, por parte del sistema neuroendocrino, del eje hormonal HHA o eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. Esto quiere decir que, los centros superiores (hipotálamo e hipófisis) comienzan a secretar hormonas que pasan a la sangre, llegan a las glándulas suprarrenales de nuevo y éstas a su vez, al recibir la señal, secretan otras sustancias, entra las que destacan los corticoides.

Es bien sabido el efecto antiinflamatorio de los corticoides en nuestro cuerpo pero, se conoce menos el efecto inmunosupresor que tienen, sobre todo de una parte de nuestro sistema inmune conocido como adaptativo o específico.

Para simplificarlo y entenderlo bien, nuestro cuerpo secreta corticoides cuando siente una amenaza, sobre todo si ésta se extiende en el tiempo, y los corticoides provocan un descenso en la producción de linfocitos por parte del sistema inmunitario.

 

¿Qué podemos hacer?

Lo más importante es inhibir este eje HHA para bajar la secreción de corticoides endógenos.

¿Cómo?

Aumentando los niveles endógenos (los propios) de hormonas que tienen ese buscado efecto inhibidor del eje HHA y entre ellas destaca la oxitocina.

¿Qué cosas puedo hacer para aumentar mis niveles de oxitocina?

Aquí te dejo una lista:

  1. Abrazar y ser abrazada: el contacto físico, y más aún la conexión piel con piel, es un potentísimo liberador de esta hormona.
  2. Ejercicio físico: todas las que formáis parte de la tribu MAMIfit podéis experiméntalo en cada una de vuestras clases. Esa sensación de bienestar es gracias a la secreción de endorfinas y oxitocina. Por eso, ahora más que nunca, continúa trabajando con tu profesora.
  3. Practicar sexo: es una maravillosa combinación de las dos anteriores con una enorme dosis extra de esta sustancia al llegar al orgasmo. Justo en ese momento clímax es cuando más cantidad de oxitocina genera tu cuerpo. Aprovéchalo y disfruta.
  4. Expresa tus emociones y, sobre todo, llora si lo necesitas: el llanto es un catártico acto que disminuye enormemente los niveles de estrés así que, permítete sentir y sacar lo que tienes dentro.

Espero haberte ayudado a entender un poquito más cómo funciona tu cuerpo y  te animo a poner en práctica estos 4 tips en tu día a día para ayudar a tu sistema inmune.

Nos vemos pronto.

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